(Juan Mari Zulaika - Branka)
La familia de Iñigo Cabacas rogó silencio para los actos y la no utilización política de la muerte de su hijo por la actuación de la Ertzaintza, actitud interesadamente ensalzada por las autoridades. Desde la primera ofrenda floral en el lugar de los hechos junto a la herriko taberna de Indautxu, hasta la manifestación del domingo, se han cumplido sus deseos, acompañando con largos silencios y aplausos. También en el campo de fútbol se guardó un denso y sentido silencio, que llegó a alterar la habitual animación de San Mamés, donde no faltó un hermoso gol por ofrenda.
Las tardías e insuficientes disculpas de Ares son de juzgado de guardia por su intento de confundir a la opinión pública, tergiversar los hechos y echar balones fuera.
Pero este silencio de hondo respeto no ha ocultado ni puede ocultar la indignación que ha provocado la crueldad objetiva de los hechos, no exenta de precedentes. Ni descuido, ni negligencia, ni azar, sino todo lo contrario, una hiperactuación culposa de la Ertzaintza. Ni incidente, ni accidente, ni nada casual o fortuito. Tantas veces llega el cántaro a la fuente…, tantas veces han cruzado la línea roja…, en el pasado lejano, en el no tan lejano, ayer mismo en la huelga general en Gasteiz, en las manis como en las fiestas, contra los piquetes como contra los ‘okupas’, en los barrios como en los pueblos.
Las tardías e insuficientes disculpas, más que explicaciones, del consejero Rodolfo Ares, máximo responsable del cuerpo policial, son de juzgado de guardia por su intento de confundir a la opinión pública, tergiversar hechos y escenarios, echar balones fuera y meterse con la izquierda abertzale por cantar ésta las verdades del barquero. A falta de mejores razones, les queda el sempiterno y sospechoso recurso de “¿habéis condenado a ETA?”
Metido en su tarea de tergiversar los relatos, dentro de la misma semana Ares acusa a un grupo de personas de “un intento de linchamiento a la Ertzaintza”, a las puertas del Juzgado de Albia, cuando el hecho fue todo lo contrario. La Ertzaintza reventó la rueda de prensa de una plataforma ciudadana plural que debido a la lluvia se albergaba a la entrada del Juzgado, retiró carnets e intentó a la fuerza arrestar a un compañero. No le importa que las cámaras presentes testimonien en su contra la conducta abusiva del cuerpo policial. La tergiversación y la impunidad son la norma.
Tampoco le va a la zaga el Sr. Azkuna que aprovecha una vez más para meterles un viaje a los jóvenes, aficionados o no al fútbol, por “herederos de la cultura violenta de cuarenta años”. Presente aún lo de Kukutza, menta o inventa un sector de aficionados rojiblancos provocador de conflictos en los principales eventos futbolísticos, como mentaría a los de las txoznas si fueran las fiestas.
Una cosa es justificar la existencia de la policía y otra muy distinta justificar por sistema su línea de actuación. ¿Cómo justificar o atenuar la trágica muerte de Iñigo, causada por una práctica policial demasiado habitual por desgracia, la impunidad corporativa que les asiste, la escalada de actuaciones violentas y desafortunadas que les caracteriza? ¿Por qué no apoya el Ayuntamiento una investigación de los hechos independiente de la policía o colabora como acusación particular en el proceso abierto en el Juzgado?
Deberá hacerse justicia de verdad si queremos instalar un modelo nuevo de policía que se gane el respeto de la ciudadanía
Sabemos que esto es pedir peras al olmo como lo es que Ares y los consejeros anteriores de la Ertzaintza reconozcan sus responsabilidades en tantas actuaciones con efectos de lesiones, incluso de muerte. Muy escépticos nos tiene el compromiso del Parlamento vasco de elaborar una memoria de las Víctimas de Motivación Política. Los continuos retrasos, los cambios interesados en la periodificación y los topes en cuanto a fechas impuestos a la investigación, el rechazo a marcar responsabilidades, etc. Todo indica que el proyecto nace abortado.
En las manifestaciones principales por Iñigo, han prevalecido el respetuoso silencio y los aplausos, pero en todo momento les ha acompañado, como un clamor general hondamente sentido, la expresiva consigna “Iñigo, gogoan zaitugu. Ez dago eskubiderik” “¡Te recordamos, Iñigo. No hay derecho!”. Para aclarar la idea aún más si cabe, abundaron pequeñas pancartas con la escueta pero contundente expresión de “Justizia”.
Se lo debemos a Iñigo. Efectivamente deberá hacerse justicia de verdad, si queremos instalar como corresponde al nuevo tiempo, un modelo nuevo de policía que se gane el respeto de la ciudadanía.
¡¡¡STOP VIOLENCIA POLICIAL !!!
LARUNBATEAN, APIRILAK 21, ARRATSALDEKO 17:30 MANIFESTAZIO JESUSEN BIHOTZETIK (SAGRADO CORAZÓN)