2012/07/28

Josu Amantes "Txirlas"ek Jon Etxeandia gogoratzen du


En Febrero de 2010 falleció Jon Etxeandia. Recientemente hemos tenido la oportunidad de recibir una carta escrita por Josu Amantes "Txirlas" desde prisión a Jon Etxeandia en el primer aniversario de su muerte. Ahí va:


Kaixo Jon, gudari maitea : 

Ha pasado un año desde que te fuiste y todavía no he podido digerir tu ausencia. Supongo que eso es debido a que los grandes como tú seguís vivos en nuestra memoria, en nuestras conversaciones, en nuestras risas y en nuestros llantos, así que tendré que aprender a vivir con ello.
Te marchaste en silencio, como no queriendo molestar, sin darnos tiempo para despedirnos, y dejando entre nosotros una sensación de vértigo e incredulidad que todavía hoy me estremece cada vez que, barajando recuerdos, aparece el tuyo.
Sí, Jon, gudari maitea. Ha pasado todo un año desde que te fuiste, y, sin embargo, tu voz sigue resonando en mi interior como si nuestra última conversación telefónica, aquella en la que hablábamos del nuevo e ilusionante  escenario político que se vislumbraba en el horizonte de Euskal Herria se hubiese producido ayer mismo.
Estos han sido unos meses de intenso dolor. Dolor por el compañero. Dolor por el amigo. Dolor por el hermano perdido, pero también marcados por el orgullo de quien se considera un privilegiado por haber podido recorrer a tu lado un tramo de este camino tan tortuoso unas veces, pero tan gratificante otras.
A lo largo de estos meses he recordado a menudo tu temprano despertar al proceso de liberación nacional y social que se estaba desarrollando en Euskal Herria, así como tu entusiasta aportación al mismo.
Pese a tu juventud, supiste dónde querías estar, cuál era tu sitio en ésta cadena que conformamos tantas y tantas personas, y optaste por tomar el camino más difícil, aquél que te llevó a conocer las mazmorras de numerosas cárceles españolas, tras haber padecido 10 días de tormento a manos de los siervos de éste Estado vecino que todavía nos oprime.
Y a pesar de los palos. A pesar del destierro, no consiguieron doblegarte. Saliste de prisión siendo tú, pero más grande todavía. Volviste con la cabeza alta y la dignidad entera, y eso, para tus enemigos, era algo imperdonable, tanto, que te devolvieron a los tuyos herido de muerte.
Aun así, tuviste tiempo para seguir aportando tu granito de arena, para hacer nuevos amigos y para regalarles a todos esa sonrisa tímida que reflejaba tu humildad. Esa sonrisa que te acompañará en el infinito, y que quienes te quisimos, quienes te queremos, recordaremos siempre.
Jon, gudari maitea. Ya sé que soy un plasta, y que cada vez que te dedico unas letras, éstas rezuman tristeza y dolor, pero no lo puedo evitar.
Será porque me resisto a aceptar que el día en el que deje atrás estos muros, tú no estarás esperándome en el lado de la libertad. Quizás sea la angustia que me genera el saber que ya no podré abrazarte, ni compartir contigo confidencias, horas robadas al sueño, miedos e ilusiones.



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