Al alcalde de Bilbao le gusta la frase rotunda, la cita y el panfleto. Es un pegador y un mal encajador. Reparte mandoble con desparpajo y se irrita ante quien se planta ante él. Diríamos que es un alcalde de ordeno y mando, de los de antes, de los machos de siempre, de la ley, de su ley con fuerte olor a intereses privados de unos y desprecio gordo por otros. “Guerra al navajero” es uno de sus lemas panfletarios. Suele acusar a siempre que puede a la izquierda abertzale de ser guerrera, de haber cerrado un ojo ante las acciones de ETA, pero él jamás ha asistido y ha callado reiteradamente en los muchos aniversarios celebrados en Bilbao contra el asesinato de Santi Brouard, teniente alcalde del Ayuntamiento de Bilbao, por los aparatos del Estado.
La mañana del 16 de abril del 2011 dos activistas contra la guerra de Libia escalaron la fachada de la sede del PNV en Bilbao, Sabin Etxea, y colocaron una pancarta gigante con el lema “EAJ-PNV: Sí a la guerra. Gerra inperialistarik ez” (No a la guerra imperialista) y permanecieron colgados hasta que los bomberos, a petición de la Ertzaintza, los bajaron.
El día 26 de Febrero de 2012, los activistas Ismael Ortega e Inaxio Menjon fueron citados al juzgado de instrucción nº 7 de Bilbao encausados por un delito de falta contra el orden público. Por supuesto, antes y ahora con el silencio férreo del parlanchín alcalde Azkuna
El 22 de marzo de 2011 el congreso de diputados aprobó con los votos favorables de PNV la participación de España en la guerra en Libia, que tras meses de enfrentamientos en las calles de Libia y 20.000 ataques aéreos por parte de la OTAN el estado español, con el apoyo del PNV, ha contribuido a la destrucción de un país que solo en los seis primeros meses tuvo al menos 50.000 muertos, además de miles de refugiados. La apuesta bélica como una parte más de la protección de unos intereses económicos que no sólo se refieren al petróleo y el gas, sino a la compra-venta de armas en las que el estado español se ha gastado en esta intervención militar en Libia 123 millones de euros. Las empresas vascas ITP y SENER también hacen negocio con esta guerra.
Azkuna de un PNV partidario casi siempre de guerras y matanzas, calla cuando debiera hablar en defensa de dos jóvenes de su ciudad que denunciaron activamente la participación de su partido en una guerra inhumana en defensa de economías depredadoras y que hoy son citados ante un tribunal de injusticia no quienes participaron en la mutilación y el exterminio sino quienes denunciaron la matanza. El acusador de otros calla ante la grave responsabilidad propia.
(Mikel Arizaleta)