2009/07/23

Aste Nagusia y aberración cultural



Una organización, Bureau Internacional de Capitales Culturales, en su traducción española, presidida ante lo demostrado por un ignorante periodista catalán al parecer aficionado a la sociología, Xavier Tudela, con un denigrante concepto de la cultura popular, la etnografía y la tradición pero con acentuado afán oportunista ha propuesto una nueva estupidez colectiva. Los ciudadanos y transeúntes de algunos lugares elegidos del Estado español, mezclando irracionalmente conceptos festivos con religiosos o tradiciones diversas, puedan votar, el número de veces que quieran, para que un acto significativo de su ciudad sea elegido Tesoro del Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado, “con el propósito de divulgar, sensibilizar y salvaguardar la herencia cultural española”. Como consecuencia de ello Aste Nagusia de Bilbao ha sido elegida en primer lugar por el voto de 14.027 pulsaciones, sin razonamiento alguno, presionar una tecla y basta. Una vergüenza que nos destaca innecesariamente como una población ruda y brutal, obtusa e inmadura.

La sola miserable, por mercantilista manipulación, de estos universalmente reconocidos y respetables conceptos: patrimonio, cultura e inmaterialidad, que se utilizan para designar acontecimientos de extraordinaria relevancia procedentes de muy diversos continentes, etnias, civilizaciones y rituales que dignifican la diversidad y complementariedad de la creatividad humana, es una burla a la propia humanidad. Lo sucedido es una plebeyez, una bajeza semántica que acusa a todos los que han intervenido o patrocinado este indecente concurso. Está basada en el aborregamiento colectivo previo de una masa sin criterio indocumentada, seducida por la rutina y apelando a un concepto erróneo del orgullo local, cosa que produce ya inicialmente una actitud de rotundo desprecio a la propuesta, a su organización y a cuantos han contribuido a la propagación de esta esperpéntica absurdidad. Esta nueva banalidad populachera en torno al patrimonio, la tradición y la belleza es promovida por algunos medios, entre ellos probablemente todas las televisiones basura y programas banales como Pásalo de EITBilbao.

El primer motivo de rechazo es por ser una competición españolizante, en la que no sé sabe qué representan dos acontecimientos de Euskal Herria entre 44 asuntos de otro país: Aste Nagusia en Bilbao y la Fiesta de San Fermín en Iruñea, donde se debería quizá distinguir entre el encierro, la posterior matanza y otra serie de actos de naturaleza popular muy interesantes y arraigados pero que no se juzgaban. Hay que recordar que durante el año en la capital de Nafarroa se reprimen policialmente por un impresentable, brutal, temido y maldecido por la población jefe de los municipales, Simón Santamaría, celebraciones de enorme belleza y tradición autóctona como Olentzero. Tampoco resulta extraño que se hayan elegido estos dos festejos dado que sus alcaldes son españolistas indisimulados. El uno, de la derecha regionalista vascongada y la de la capital de Euskal Herria una desdichada antivasca con una acreditada trayectoria prevaricadora sino corrupta.

Aste Nagusia, la fiesta popular tiene otros valores como el hecho de surgir en 1978 de una iniciativa espontánea exclusivamente popular no mediatizada, de Bilboko Konpartsak y mantenerse como tal propuesta social además de con su denominación, con la potenciación de la música euskaldun, el uso de la lengua propia del país, el euskara y la dignidad de recordar permanentemente a los prisioneros políticos vascos, tanto a los vecinos de la villa, como a otros encarcelados en las centros de exterminio de España y Francia y el unánime rechazo a la bandera española. La fiesta oficial, la del Ayuntamiento de Bilbao tiene un derrochador programa reaccionario españolizante con zarzuela, arcaico teatro madrileño, cantantes españoles descatalogados, etc. y el ostentoso pijoteo de los aduladores tauricídas que se exhiben con las balduretas y demás bufones de la villa entorno al foco del españolismo, el Hotel Ercilla donde el GAL tuvo su sede permanente durante años y continua siendo el centro de reunión de todo el nuevo frentismo fascistoide. Pero en cambio no dudan, especialmente este bronco e hispanista alcalde Azkuna que padecemos siguiendo las órdenes de sus colegas ideológicos del PPSOE, de boicotear e incluso anular contrataciones de artistas vascos de merecida reputación artística como los payasos Pirritx y Porrotx discriminándolos por sus convicciones personales, compatibles con la idiosincrasia del país, su lengua y costumbres, y que compartimos decenas de miles de vascos.

En ambos caso casos la crítica es idéntica. No se puede bajo ningún concepto prostituir la palabra patrimonio cultural con unas fiestas cuya actividad principal pública programada es la tortura y muerte pública de 54 toros en Aste Nagusia ante el reiterado regocijo de una muchedumbre de individuos de instintos primitivos sino salvajes con la ética atrofiada. Algunos incluso ocupan, merecer es otra cosa, cargos municipales y forales de cultura, Ibone Bengoetxea, Josune Aristondo, el alcalde Azkuna, el diputado general Bilbao, la anterior presidenta del Parlamento Izaskun Bilbao, es decir lo más español de la plana mayor del PNV. Pronto, este año, junto a los golpistas del la rama política del GAL con su presidente López, el gallego represor Ares y por supuesto los neofascistas que les apoyan en este gobierno rapiña Basagoiti, Quiroga, el despreciable pronazi Iturgaiz y compartiendo la masacre todos los miembros de las fuerzas de ocupación quienes con tricornios, sables y pistolas serán invitados por esta extirpe que se ha usurpado las instituciones vascas a ese maldito ruedo de la muerte mal llamado Vista Alegre.

Estos festejos y otros irracionales similares son promovidos por deplorables personajes como Marcos Muro de Bilbao Turismo co-responsable de la gigantesca estafa de las World Series, de la que salió indemne a pesar de ser acusado y ahí continua en nómina sostenido por el Partido del Negocio Vasco que manejan a su antojo el dinero público y probablemente, como se comenta, con algún efecto de retorno. Lo mismo que la concejala de Turismo y Fiestas, Isabel Sánchez a la que cualquier bullicio urbano le sirve con su desmedido interés y claudicación ante el influyente gremio de la hostelería y continua tolerancia con todas las infracciones de horarios, ruidos, suciedad, humos de tabaco, pintxos sin protección, invasión de aceras consentidas en determinadas céntricas calles por los pijo-botelloneros, o algún vividor más como el insensible funcionario subdirector de Programación Cultural Justo Ezenarro.

Todos ellos tienen las retinas saturadas de violencia y las conciencias acomodadas a la tortura de esas malditas orgías de sangre con las que tanto disfrutan cada año durante varias legislaturas. El ex lehendakari Ibarretxe uno de los pocos dirigentes del PNV reconocido, aceptado y respetado por incluso vascos de otros partidos, demostró hace ya unos años su inteligencia huyendo de esta criminal afición a las primeras críticas, cosa de la que entre otros me complazco en haber hecho reiteradamente, dejando a todo el resto del sanedrín matarife atrofiándose en la descuartización pública de otros seres vivos que, aunque irracionales se pueden equiparar, en su condición de animales, a los que, sin rabo, tienen una nada racional afición gozando de su asesinato. Bajo ningún concepto puede considerarse patrimonio un festejo que consiste en una múltiple, reiterada matanza y exterminio durante nueve días seguidos: una novena sanguinaria.

Aste Nagusía y parecido San Fermín son en líneas generales y mayoritariamente como imagen dominante y uso generalizado en conjunto una reiterada, continua, y descomunal borrachera multitudinaria y multigeneracional con centenares de traslados y asistidos por servicios de urgencia, que por cierto no debieran ser gratuitos a quienes voluntariamente se autoperjudican. Unos días de enorme impacto medioambiental, miles de personas tienen que escaparse de sus lugares de residencia habitual, la diáspora festivalera, ante la agresividad sónica hasta altas horas de la madrugada, otros no tienen esa oportunidad sino la obligación de ir a trabajar. Actos cuyo éxito según el habitual triunfalista balance municipal se basan en el incremento anual de toneladas de basura recogida y el los miles de hectolitros de desinfectante y agua arrojados para intentar evitar un hedor callejero que dura todavía muchos días más.

Estos actos, aunque parezcan lo contrario, son uno de los ejemplos más denigrantes del mundo que sitúa a Euskal Herria en un inaceptable e infame grado de bajeza ecológico ambiental. Cuando una parte de la humanidad carece de agua para beber y poder subsistir, aquí se difunde la imagen y se utilizan millones de litros para disolver las multitudinarias excrementaciones vocales y vejigales. Todo por satisfacer a una turba mayoritaria y hábilmente manejada durante unos días para conseguir que el resto del año sea una masa instrumentalizada, dócil sin inquietudes sociales, colectivas y solidarias trascendentales en una sociedad contemporánea compartida y comprometida con los problemas locales y nacionales. Los caciques municipales les dirán que son las fiestas mejores del mundo para que las celebren con más dosis de autocomplacencia.

Aste Nagusia es en definitiva una fiesta local desproporcionada y extremada multitudinaria como todos los acontecimientos contemporáneos independientemente de su lógica, fundamento o razón con muchos seguidores y asistentes. A su vez su desarrollo ha generado desde ya hace años otros tantos detractores y su contenido genera gravísimos problemas éticos y estéticos. Es sin duda un festejo popular pero no un valor cultural. Esto es un rango muy diferente, no tiene porqué serlo y mucho más meritorio.

Esta sandez populachera nos inmiscuye, como una atractiva emboscada, en un ambiente español, basada en la tergiversación de la democracia participativa que es otra cosa mucho más seria, mediante la votación indiscriminada e ignorante. No es más que el fomento del fanatismo local, la demostración de la falta de equidad para entender otras bellas actividades ajenas y admirables. En definitiva constituye por la naturaleza del acto votado un gravísimo insulto al concepto universal de actividad celebrativa inmaterial como genuino, patrimonio, creatividad, autoafirmación, diversión y cultura. Esta desgraciada distinción no es más que un elogio de la cutrez y como conclusión un espantoso ridículo para la organización y los votantes ante la humanidad. El Ayuntamiento de Bilbao con afán demagógico populista puso ordenadores por las calles para que la gente votase las veces que quisiera.

Solamente un dato comparativo. Otro tipo de acontecimiento susceptible de ser votado como patrimonio cultural inmaterial, el Camino de Santiago, que basado en una creencia espiritual respetable y muy arraigada incluso en una dimensión europea que supera su ámbito religioso con una enorme sucesión de secuencias por la multiculturalidad del propio itinerario y la plurivariedad de tradiciones locales, haya sido relegado demuestra el grado de idiotez colectiva y brutalidad sensitiva a que puede llegar una manada humana manipulada. Una tradición tiene sentido cuando hace reflexionar a los asistentes sobre el asunto a conmemorar

Nuestra tierra, Euskal Herria, por la antigüedad y singularidad del pueblo vasco, su encuadre geográfico, la variedad topográfica, sus necesidades y hábitos laborales, creencias y mitos han originado una particularidad, un modo de ser que nos distingue, simplemente nos diferencia, de otros pueblos del mundo. Todo ello nos dotado de unas peculiariedades celebrativas, festivas, etnográficas y rituales notables de enorme diversidad y belleza muy heterogénea que es preciso dignificar en todas circunstancias. Sólo desde la ignorancia se puede pretender establecer comparaciones y menos aún competiciones. Existe un dicho popular Garean gareana lege, seamos como somos.

Si el señor Xavier Tudela artífice de esta impresentable propuesta tiene un elemental concepto humanista, autoestima y dignidad y quizá menos apego por el cargo excelentemente remunerado, e inmerecidamente ocupado debería dimitir. Se ha desacreditado rotundamente admitiendo esta indecencia sin tener un elemental conocimiento de los hechos: simple oportunismo político y económico. Apelo a UNESCO Etxea, su sede en Euskal Herria y la central en Paris, a las que envío esta rotunda protesta que le cesen fulminantemente o aconsejen se dedique a otras prácticas más honestas y adecuadas a la sensibilidad demostrada. Ha envilecido conceptos de rango universal que merecían como en todo el mundo civilizado un tratamiento respetuoso creando una peligrosa y perversa confusión. Es el gran responsable de admitir como manipulador interesado este banal y a la vez bestial concurso trampa que constituye un insulto al ser humano como creador, portador y transmisor de supremos valores de aprecio, sensibilidad, cultura y respeto a la naturaleza y a las especies animales de todo tipo que compartimos, en un deseable equilibrio y respeto mutuo, la Tierra.

Iñaki Uriarte

Arquitecto

Bilbao, 1 de julio de 2008

1


No hay comentarios:

Publicar un comentario