Hoy hace 85 años, el 13 de agosto de 1925, se inauguró la Colonia Infantil de Nuestra Señora de Begoña en Pedernales, actual Sukarrieta. Un amplio recinto junto a la ría de Gernika-Mundaka constituido por el edificio principal escuela y residencia, otros complementarios, arbolado, jardines y granja, siendo un modelo sanitario educativo de excepcional interés en sintonía con las más progresistas referencias europeas de la época. Iniciativa social de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de Bilbao, actualmente BBK, proyectada por el prestigioso arquitecto vasco Ricardo de Bastida (Bilbao, 1879-1953) cuyos excepcionales valores histórico, científico, social, sentimental, arquitectónico, urbanístico y paisajístico ya he relatado en varios actos.
Ahora, que por Resolución de 17 de mayo de 2010 de Eusko Jaurlaritza se ha incoado expediente para su inclusión en el Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco con la categoría de Conjunto Monumental, es preciso recordar lamentables recientes acontecimientos relativos a la Colonia. En primer lugar, esta declaración supone la más rotunda descalificación pública y oficial por si no lo estaba ya suficientemente acreditada en los ambientes culturales y sociales de la persona que ocupa el puesto impuesto, merecerlo es un valor del que carece, de diputada de Cultura de Bizkaia, la Sra. Miren Josune Ariztondo. Sus continuas manifestaciones denigrando el extraordinario conjunto urbanístico de la Colonia siguiendo servilmente las órdenes del vanidoso Diputado General José Luis Bilbao instigador de este turbio proceso de rendición y ayuda a la Guggenheim Foundation, pretendiendo construir una sucursal en Urdaibai, terrorismo oral cultural, han sido inútiles. Persona sin ningún antecedente, referencia o inquietud cultural, solamente actos de representación, inauguraciones, ópera, toros y deporte, ha superado en poco tiempo la nefasta gestión de sus desdichadas antecesoras en el cargo Ana Madariaga y Belén Graves todas del PNV, un peligro para la salud cultural del pueblo de Bizkaia. Sus máximos dirigentes con gran responsabilidad de gobierno desde el final de la dictadura se han ratificado reiteradamente como el partido político, que proclamándose nacionalista, es más destructivo con su patrimonio cultural existente en la Europa democrática en tiempos de paz.
Si la Diputación tuviese una mínima dignidad estaría todavía avergonzada por tener que buscar a alguien capaz de denigrar contra la propia cultura y justificar la deseada demolición y desfiguración de los bienes monumentales del territorio. Su despectivo y destructivo discurso contra la Colonia necesitaba un pretendido respaldo cultural basándose en un infame informe comprado a un arquitecto que no fuese vasco, capaz de redactarlo manipulando la realidad y convertirlo en cómplice intelectual del atentado: Josep Mª Montaner i Martorell (Barcelona, 1954) catedrático de Composición Arquitectónica en la Escola d´Arquitectura de Barcelona.
Cuando Montaner recibió este bastardo encargo recompensado con 12.000 € (sí doce mil) debía haberse interrogado bastantes cosas. ¿Cuál es el objeto del informe en este momento? ¿Por qué desde otra cultura me solicitan? ¿Qué opinan mis colegas vascos? ¿Qué se ha escrito del edificio y su entorno? ¿Qué se pretende hacer? Y después de meditar estas circunstancias que ya presuponían una intencionalidad sospechosa y quizá, por propia autoestima rechazar esta culturalmente proposición indecente que le hacia la diputada de Cultura para justificar su anhelo de destruir toda la Colonia e instalar otro Guantánamo museístico.
Con su superficial, frívola y cegada percepción ha mirado pero no ha querido ver prefiriendo redactar guiado por la orden recibida, la falsedad testimonial y un cinismo inadmisible. Quienes lo hemos analizado detenidamente con infinita paciencia, conociendo la realidad, hemos quedado algo más que decepcionados, indignados por el agravio; nadie mínimamente formado es capaz de ignorar la contribución de esta magistral y funcional arquitectura a la belleza del lugar. Sin entrar a rebatir puntualmente todos sus desafortunados argumentos, objeto de otro tipo de debate y medio, se ha permitido profanar la figura trascendental de Bastida y ha ofendido a la cultura vasca en su expresión arquitectónica. El daño cultural causado durante un tiempo hasta que por fin la Colonia ha sido reconocida como un Bien Cultural es inmenso, gravísimo y esta agresión no puede perdonarse aunque la reacción le pueda parecer exagerada.
Acatando las órdenes del mandante, el informe revela la deplorable actitud de una persona atrapada por el estímulo de una excelente gratificación de dinero público a cambio de denigrar voluntariamente una arquitectura intrínsecamente útil, muy apreciada, bien conservada y bella, tergiversando la evidente realidad. Es una gravísima colección de errores y engaños que transita entre el desconocimiento, la malicia y el ridículo pretendiendo ser un epitafio cultural de la Colonia, es una blasfemia arquitectónica.
Se ha lucrado redactando un texto servil, mal intencionado que evidencia una corrupción conceptual, estafa cultural, prevaricación intelectual y fraude profesional. Tan descarado y forzosamente falso, pierde todo rigor, sólo puede interesar a personas indocumentadas, como las que le han contratado. Es previsible que entre quienes hayan leído su dictamen en la Diputación, muchos hayan concluido “Este, por Montaner, nos ha entendido perfectamente, aunque nosotros no a él; pero no importa pues para eso le hemos bien pagado, para que nos engañe que es lo que queríamos.
Ha perdido, para muchas personas sensibles, asociaciones culturales, artistas y arquitectos interesados en el sentido y valor del patrimonio toda la credibilidad que se pueda conceder a un catedrático, mostrando el lado más mercantil del oficio de arquitecto. En numerosos debates y comentarios en medios de difusión he oído palabras muy fuertes, incluso vulgares malsonantes, que apenaban, sobre su intervención: arquitecto mercenario, profesional comprado, individuo sin vergüenza, vulgar pesetero, etc.
Pero la declaración de la Colonia como Bien Cultural con el rango de Conjunto Monumental deja al arquitecto Montaner en el más espantoso fracaso, su testimonio queda escrito, de todos los que han intervenido en este inmundo y especulativo negocio inmobiliario, lo que debería avergonzarle.
Epístola de un paciente arquitecto a un doctor arquitecto
Es evidente que el título de arquitecto, sólo iguala pero no equipara. No soy catedrático, soy sólo kaletarra, arquitecto de calle, además por la misma escuela de gratísimo recuerdo en la que Montaner enseña, supongo que con diferente visión ala mostrada. He sido instruido en la práctica por el entorno inmediato, influido por lo cotidiano, lo local, por aquello que constituye el patrimonio, es decir los bienes comunes de una sociedad civilizada y consecuentemente implicado colectivamente en la construcción de Euskal Herria, a través de todos sus elementos identitarios, materiales e inmateriales permanentemente hostigados antes por el fascismo, y ahora por el españolismo asociado con un vasquismo especulativo. He disfrutado junto con otras personas y asociaciones en lsu divulgación y defensa y también sufrido, por opinar en esta materia, la disimulada venganza profesional de la Administración: el Ayuntamiento de Bilbao.
Ante la actitud demostrada es muy preocupante la validez de su dedicación a la docencia ¿Qué clase de valores puede transmitir a sus alumnos con esa alarmante ausencia de sensibilidad por la arquitectura vernácula que es una riqueza entrañable para cualquier pueblo?. ¿Hubiese actuado de igual manera ante un edificio de tal envergadura del Modernisme? interpretación del Art Noveau en Catalunya de enorme relevancia cultural e identitaria, similar en expresividad arquitectónica autóctona, arraigo social, belleza ambiental, calidad constructiva y cualidad paisajística, con las distancias debidas, al neovasco de nuestro país.
Si aprecia la dignidad profesional, ética personal y respeto a la cultura vasca debería en primer lugar reconocer que se ha equivocado rotundamente en esta atractiva aventura a la que acudió cegado y devolver los honorarios. Incluso si quiere restituir su solvencia académica severamente deteriorada por esta turbia operación entregue el botín conseguido para la reconstrucción de algún país en situación arquitectónica catastrófica como Haití.
Ante la total e incomprensible falta de reacción pública del colectivo de arquitectos vascos, la familia de Bastida y el ámbito de la cultura, por la propia dignidad del patrimonio cultural de Euskal Herria es necesario, una vez más, actuar en contundente y legítima defensa denunciando públicamente la especulativa y camuflada operación.
Como contribuyentes, además de ser maltratados con este despilfarro deberíamos constituir una acusación popular por malversación de dinero público para una acción de protagonismo electoral del sector españolista del PNV. Han sido 342.632 euros gastados inútilmente en informes. La sociedad bizkaina espera que tras su estrepitoso fracaso la diputada Sra. Ariztondo por dignidad cultural personal y colectiva dimita inmediatamente. O sea cesada
A pesar de todo y de todos, la Diputación, ciertos alcaldes, hosteleros, y demás interesados incluido Montaner, la Colonia Infantil de Nuestra Señora de Begoña después del mayor intento de agresión política y académica sufrido en estos 85 años permanecerá además de por su extraordinaria utilidad social, edificación e integración paisajística, como la metáfora arquitectónica de la Reserva de Urdaibai.
Iñaki Uriarte
Arquitecto
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