2010/08/28
ORIGEN Y OCASO DEL UNIVERSO Y DEL HOMO SAPIENS
Dos son las teorías más extendidas sobre el origen del Universo: la Creacionista o Revelada, basada en la voluntad infinita de un ser omnisciente, todopoderoso y bondadoso llamado Dios, Yahvé, Jehová, Alá, Jainko... y que hace unos seis mil años creó el Universo. Y la Racionalista o Cientificista, que atribuye la existencia del Cosmos, del Tiempo y el Espacio, de la Materia y la Energía, a una espontánea y grandiosa explosión inicial denominada Big Bang, ocurrida hace unos quince mil millones de años sin la intervención de seres sobrenaturales. En cuanto a la especie humana los creacionistas defienden la participación divina en el nacimiento de Adán y Eva, mientras que los racionalistas consideran al Homo sapiens, como el último eslabón de la evolución natural de los seres vivos de la Tierra.
El Génesis, primer libro de la Biblia, texto “sagrado” que inspira a judíos, cristianos y mahometanos, describe la secuencia de los seis días en los que Dios creó la Tierra, el agua, el aire, el Cosmos, los animales, los vegetales... y finalmente a Adán el Hombre y a Eva la Mujer, a quienes instaló en un hermoso y tranquilo paraíso, el Edén, (lugar en el que hoy los iraquíes luchan a muerte por su libertad), y les prohibió comer los frutos del “árbol de la ciencia del Bien y del Mal”. La ingenua pareja desobedeció el mandato, y su creador los desgració de por vida... y a nosotros, sus descendientes, que nacemos con el “pecado original”.
Sin embargo, gracias al apasionado interés del Homo sapiens por conocer el porqué, el cómo y el cuándo de las cosas, logró descubrir que la Biblia es una invención humana, un mito, una leyenda, un fraude. Averiguó que las rocas del planeta son miles de millones de años más antiguas que los seis mil años que se deducen del libro sagrado. Descubrió el proceso evolutivo de los seres vivos y el parentesco del Hombre/Mujer con los primates de hace unos cuatro millones de años, por lo que desechó a Adán y Eva como progenitores de la especie humana. Rechazó a la Tierra como centro del Universo al constatar que el Sol y otros millones de estrellas parecidas, muchas rodeadas también de planetas, conforman la Galaxia Vía Láctea, y que existen millones de galaxias, que se alejan unas de otras en expansión permanente... El Homo sapiens investiga sobre las partículas elementales, el Cosmos, su cuerpo y su mente, su pasado y su futuro... En esa maravillosa aventura se ilumina con la antorcha de la Razón, con la que ahuyenta las tinieblas de la irracionalidad y la intolerancia.
La Historia registra la muerte violenta de millones de personas como consecuencia de desastres telúricos y de las actividades y conflictos provocados por las insaciables ansias de poder y dinero de una poderosa minoría. Sin retroceder demasiado, sólo en el siglo XX fueron millones las personas muertas, mutiladas, desplazadas y damnificadas por culpa de catástrofes naturales, pero también por guerras mundiales, y nacionales como la Cruzada fascista de 1936. Si observamos lo ocurrido sólo en la primera década del siglo XXI, comprobamos que han fallecido millones de seres humanos, la mayoría pobres, víctimas de terremotos, volcanes, tsunamis, huracanes, inundaciones, corrimientos de tierras... y asesinados, directa o indirectamente, por los poderes económicos, políticos y religiosos que dominan el Mundo, ejecutores de sanguinarias masacres en la colonización y explotación de los pueblos más indefensos; causantes de hambre, miseria y muerte de sus nativos; de la contaminación del medio natural al que han convertido en vertedero; de la aceleración artificial del cambio climático... Por si esto fuera poco, nos amenazan con el holocausto de una guerra nuclear... Lo llaman democracia.
Tanta desolación es incompatible con un dios bondadoso, como pretenden las religiones monoteístas.
Nuestra tierra, Ama Lur, desaparecerá de manera natural cuando el sol estalle dentro de unos cuatro mil quinientos millones de años... Unos diez mil millones de años después, si el Universo fuese “cerrado”, tendría lugar el Big Crunch que acabaría con el resto del Cosmos. Y si fuese “abierto”, continuaría expandiéndose hacia el infinito. Pero por culpa de la codicia de los poderes fácticos, la desaparición del Homo sapiens se está adelantando de forma antinatural y podría acontecer incluso antes de que finalice el presente siglo.
¿Podremos evitarlo? Sólo lo sabremos intentándolo. Tenemos que lograr que la especie humana y demás seres vivos de la Tierra consigan sobrevivir hasta el lejano ocaso solar, lo que exige luchar unidos para erradicar de este escenario globalizado al perverso capitalismo neoliberal y sus sicarios. Que el cataclismo telúrico ocurra “a su debido tiempo”, ¡y no antes!, depende de nosotros, de la clase trabajadora de los pueblos de la Tierra. Tenemos que luchar hasta conseguirlo. Es nuestro deber y nuestro derecho. Los vascos y las vascas desde una Euskal Herria independiente y socialista, solidarios y coordinados con los demás trabajadores del mundo. No hacerlo sería suicida.
Aurrera!
Juan Mari Eskubi Arroyo
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