Los partidos que gobiernan Hego Euskal Herria, los socialistas y obreros de PSOE-EE-PSE-PSN y los de la derechona nostálgica y retrógrada de PP-PPN-UPN, son expertos en manipular nuestra Historia. Ambos grupos, unionistas y centralistas españoles, magos de la alternancia, aceptaron sin rechistar la herencia del régimen fascista de Franco, que lo dejó todo “atado y bien atado”. Admitieron su continuidad sin la imprescindible depuración, y aceptaron una transición de “punto final”, cuya pieza clave fue
Esos partidos tratan de imponer a la fuerza una realidad virtual, manipulando y ocultando todo lo que es perjudicial para sus ansias de poder y dominio. Se obsesionan en falsificar la memoria histórica de Euskal Herria, silenciando invasiones, genocidios, crímenes de lesa humanidad, asesinatos, expolios, autos de fe, tiranías, represión de disidentes, esclavización de prisioneros, robo de niños... acciones que causaron un inmenso sufrimiento al pueblo vasco. Antes, explotaron y masacraron a los nativos de las “provincias de ultramar”, y a moros y judíos del propio reino en beneficio de la corona y sus esbirros. Los jauntxos colaboraron en esas maniobras imperiales y la corte les recompensó con unos títulos nobiliarios que exhiben con arrogancia.
Con un odio fruto de profundos complejos, reforzado con la ayuda del ejército y la policía, de tribunales y jueces adictos, y de poderosos recursos mediáticos, los españolistas pretenden desnacionalizar y extirpar del ancestral y fértil sedimento antropológico vasco, su historia, idioma, tradiciones, usos y costumbres, fueros y creencias, banderas y estandartes, festejos y ritos... ¡hasta su proverbial democracia!, diluyéndolo todo, con perversión españolizante, en un magma artificioso, nauseabundo, que apesta a incienso y cadaverina. A su intolerancia, a las detenciones arbitrarias de independentistas vascos, a las torturas, a las gravísimas condenas que les aplican, a la promulgación de ilegítimas leyes de diseño que criminalizan siglas y entornos, a toda esa barbarie político-social, la consideran como la más fiel y pura expresión de la “normalidad democrática”... ¡Dominaréis pero no convenceréis!
El imperialismo español repite en el siglo XXI su patética historia de justiciero nazional-católico: “martillo de herejes”, “brazo armado del Catolicismo”, “unidad de destino en lo universal”, “reserva espiritual de Occidente”, “por el Imperio hacia Dios”, “Santiago y cierra España”, “una, grande y libre”... Obispos y cardenales pierden la compostura por destacarse en la expansión y consolidación de la españolidad.
Dejémosles que se revuelquen en el fango de sus enfermizos delirios de grandeza, mientras vascos y vascas luchamos por la independencia de Euskal Herria y el socialismo.
Aurrera!
Juan Mari Eskubi Arroyo
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