Dice el colectivo Sasoia que “el Arzobispado de Pamplona empezó muy tarde a cotizar por sus sacerdotes a la Seguridad Social y eso hace que la pensión “oficial” les quede reducida a 561 euros del SSO. Para atenuar esta situación, el Arzobispado paga a cada uno de sus jubilados un complemento de 245 euros. Pero para ser merecedor de ese complemento, todo jubilado, en buen estado de salud, debe seguir al servicio de la Iglesia. A nuestro compañero Pedro Leoz desde el mes de Enero en el que cumplió 79 años y sin ningún aviso le han quitado ese complemento de 245 euros, obligándole a vivir con los únicos ingresos de la jubilación de 561 euros del SSO”.
A los que practican el chantaje barriobajero la gente normal les insultamos barriobajeramente llamándoles “hijos de puta”, aunque el personajillo de turno sea arzobispo/general. En palabras de Sastre un mal insulto con un muy mal tonillo. La historia del arzobispado castrense en el estado español corre pareja a la de su ejército, y función suya es alimentarlo espiritualmente: bendecir sus ejércitos, sus tanques y sus guerras. Y es que los ejércitos en el estado español a lo largo de la historia siempre han sido ejércitos de Dios, sus guerras cruzadas por Dios y España. El obispo castrense es el general de los ejércitos de Dios, el comercial del Yahvé guerrero. ¡Y bien que se le nota al arzobispo/general de Iruña, al burgalés don Francisco Pérez González, que del 2003 al 2007 fue arzobispo castrense u ordinario militar, que no militar ordinario! Aunque es verdad lo escrito por Víctor Moreno, que lo más parecido a un obispo es otro obispo. Y ya se sabe: el soldado acata, obedece y no pregunta ni cuestiona la orden del superior. Fue otro santo militar, Ignacio de Loyola, cómo no: el fundador de “la Compañía”, quien del perinde ac cadaver, de la “obediencia de cadáver” hizo virtud. En la Iglesia el superior es el voceras divino y, por tanto, nunca se equivoca. Su orden es palabra de Dios. El obispo –y más si como el de Iruña es general- es Dios en la tierra y el curita Pedro Leoz un don nadie. ¡A callar! Quien manda no tolera la libertad, el corte de mangas del paria. Allí donde afloran personas libres se muestra la Iglesia como cárcel, mazmorra y anatema.
El Colegio Sacerdotal Castrense es un centro de formación sacerdotal ubicado en la calle del Nuncio de Madrid, “en el que se forman a jóvenes militares y civiles, que deseando un día ejercer el ministerio sacerdotal, deciden hacerlo en el marco propio de las fuerzas armadas de España”. Son los futuros capellanes castrenses, los futuros santiagomatamoros, los legionarios de Cristo rey, los hombres del ¡ar!.
Mikel Arizaleta
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