Tiene Bilbao un gran tesoro que ahora mira con gran paciencia: un alcalde, gran españolista inscrito en el PNV y activista destacado de la influyente, en porcentaje desconocido, corriente regionalista vascongada del partido. No puede acabar la primera década del tercer milenio sin una justa e ineludible crítica a una continua provocación que ya desde hace demasiados años soportamos los villanos, habitantes de la villa de Bilbao, que queremos vivir como vascos libremente sin contaminaciones en un lugar que por sus características urbanas, demográficas, económicas y simbólicas tiene una gran trascendencia en nuestro país...
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