El próximo 9 de junio se cumplirán 24 años desde que Joseba Asensio "Kirruli" murió en la cárcel debido a la negligencia criminal de funcionarios, médicos y jueces. En cualquier país civilizado la muerte de un preso por tuberculosis sin diagnosticar ni tratar habría dado lugar a un escándalo, investigación, ceses de funcionarios implicados... No en el democrático Reino de España. Y, desde luego, no en la lucha contra los independentistas vascos.
Han pasado 24 años, y la política penitenciaria sigue por los mismos derroteros: todo vale contra la disidencia vasca. También la utilización de la enfermedad contra los presos de cuya salud y bienestar el Estado debería ser garante. Así tenemos una larga lista de presos vascos con enfermedades graves a los que se les niega la puesta en libertad a pesar de que, según las propias leyes españolas, así debería ser. Cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, epilepsia, enfermedades psiquiátricas... tratadas en el lugar más adecuado para su curación y recuperación: la celda de una cárcel, lejos de los familiares y amigos, con un trato humano "exquisito" y en un ambiente muy apropiado para animar al enfermo. La crueldad que el Estado español está demostrando con estos presos y presas supera todos los límites, y al aproximarse el aniversario de la muerte de nuestro vecino Joseba no podemos dejar de denunciar esta situación que, como tantas otras barbaridades de la política penitenciaria, quieren encubrir y silenciar.
(Para leer el dossier sobre la situación de los presos enfermos y del tema de la salud en las cárceles, pincha aquí)
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