27 de Septiembre , 1975. El gran fascista europeo Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios y de los millones de muertos, fusilados, encarceladosy torturados tras su traición al gobierno democráticamente elegido en su país y durante su gris dictadura, el único nazi triunfante tras la segunda guerra mundial, ordena fusilar a cinco luchadores por la libertad. Europa protesta con la boca pequeña, pero no lo suficiente para impedir la gran vergüenza del continente más civilizado del mundo. Unos meses después el dictador estira sus cortas patas y el pueblo suspira aliviado: ¡inocentes!
27 de Septiembre, 2009. Han pasado 34 años. Gran parte de la población ha tenido la suerte de no conocer al salvapatrias. España es un país democrático regido por demócratas de toda la vida. (¿Cómo pudo Franco morir en la cama con tanto demócrata alrededor? Misterio). El gobierno vascongado en manos del Partido Socialista envía a las fuerzas del orden al cementerio de Zarauz para impedir que sus familiares y amigos homenajeen a una de las víctimas. Tienen la osadía de enfrentarse con su madre e intentar humillarla, quedando ellos en ridículo de paso. El lehendakari Patxi López y el Consejero de Interior Rodolfo Ares se cubren de gloria.
El PNV, también demócratas de toda la vida, pide explicaciones al gobierno. Se les olvida que cuando ellos gobernaban también enviaron a su policía al cementerio a apalear a los padres y familiares de otros vascos víctimas del fascismo español. Franco los fusilaba a la vista de todos. Los demócratas secuestraron, torturaron y mataron a Lasa y Zabala a escondidas y los enterraron en cal viva para ocultar el hecho. Los autores, como son demócratas, están en la calle, algunos con alguna medalla más y otros en importantes cargos públicos.
Y es que éstos tienen de demócratas lo que Patxi de ingeniero: un año se matricularon, pero no aprobaron ni la gimnasia.
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