Tenemos muy presente la situación global de crisis que sacude a diario a los y las bilbaínas en su conjunto: personas trabajadoras, paradas, mujeres, jóvenes, discapacitadas, pensionistas, estudiantes, comerciantes, migrantes, y demás colectivos somos víctimas directas de los abusos y recortes que se están realizando en nombre de la crisis por la clase financiera y empresarial, respaldada por buena parte de la clase política. Ejercen su poder indiscriminadamente sobre todas las clases populares para que seamos nosotras y nosotros quienes paguemos las consecuencias de sus ansias de riqueza y avaricia.
Nadie nos ha preguntado nuestra opinión, no nos tienen en cuenta para tomar decisiones, dan por hecho que vamos a asumir todo tipo de recortes y medidas, y que no nos vamos a cuestionar el actual modelo de reparto de la riqueza. Sin embargo, somos conscientes de la necesidad de implantar un equilibrio socio-económico donde los valores basados en la justicia, solidaridad y participación, entre otros, primen sobre los intereses de los grupos responsables de la crisis. Y es por ello que si en esta coyuntura actual alguien debe ajustarse el cinturón y hacer sacrificios por el bien común, sin lugar a dudas, han de ser las personas y sectores responsables de esta ruinosa situación socio-económica, desvalijada de recursos, potencialidades y valores. Si las victimas directas de la crisis son los y las ciudadanas, a ellas y ellos tendrían que ir dirigidas directamente todas las ayudas sociales y económicas, ya que es el ciudadano y ciudadana de a pie quien necesita liquidez y financiación para poder vivir con dignidad frente a los abusos de la banca y los mercados especulativos.
Son muchas las razones que nos empujan a seguir saliendo a la calle a protestar, a defender nuestro derecho a no ser engañados, a luchar por un futuro mejor, a hacernos oír, a exigir cambios contundentes...
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