Mikel Arizaleta
“No soy capaz de rebelarme”, confiesas Harald Martenstein. Cuentas que esto no te ha ocurrido de la noche a la mañana, que has sufrido un proceso lento: “Una mañana de tantas abrí el periódico y leí: descubierto un escándalo de huevos”. Algo huele mal en el negocio huevos. Y me acordé de otros alborotos escandalosos a lo largo de mi vida con el tema alimentos, que si la carne, Contador y el clembuterol, que si la leche, que si los huevos…, muchos. Dices haber escuchado más escándalos en tu vida que amigas has tenido, estás harto: “No, no quiero minimizar ni pisotear en modo alguno el trabajo de los buenos veterinarios y controladores, ni el de los periodistas valientes que, con frecuencia, descubren desaguisados, alcantarillas y fondos bajos y, mucho menos, el de los seductores agricultores ecológicos. Pero paso”. (Seguir leyendo)
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