2011/02/02
La avaricia rompe el saco
ezkerabertzalea.info
Nabai nació como alternativa al omnipresente poder institucional de la derecha española en Nafarroa, o así lo proclamaron sus fundadores. Más allá de esa veleidad, la articulación de un espacio de confluencia electoral entre los socios que lo componían parecía harto difícil: Batzarre y PNV, independientes del gusto de Sabin Etxea y soberanistas de EA, junto a Aralar ejerciendo de catalizador de intereses encontrados. No obstante, la anulación de las listas de la izquierda abertzale y el efecto multiplicador de una oferta política transversal, le permitieron acreditar casi 78.000 papeletas en las elecciones al Parlamento Foral de 2007. Un récord por encima de las casi 62.000 que cosecharon, en dos listas diferenciadas, Euskal Herritarrok y la alianza EA-PNV en las de 1999, en pleno proceso de Lizarra-Garazi.
Sin embargo, aquella suma fue insuficiente para vencer a la derecha o para atraer a la PSN a una dinámica supraestatalista y ajena a los pactos de conveniencia con UPN. El éxito en las urnas se tornó fracaso a la hora de hacer valer los escaños conseguidos, y con ello se cerró toda posibilidad de cambio sobre las bases establecidas. O se incluían nuevos sectores en la fórmula, con la consiguiente redefinición de sus bases programáticas, o se alteraba el sentido de la apuesta inicial. Esta segunda opción fue la preferida por algunos socios: pasar del valor de cambio al mero valor de uso. Consolidarse en el parlamento como un grupo adscrito a la minoría perpetua, incapaz de introducir una cuña eficaz al pacto blindado del unionismo español, pero de imagen vasquista y amable. Dejarse querer y seguir ordeñando Nabai a beneficio de inventario.
En los últimos meses, el asalto al trono ha sido brutal. PNV y Aralar se encaramaron al mismo firmando un acuerdo previo, Batzarre se fue dando un portazo, todos los socios menos EA cerraron las puertas a la izquierda abertzale, y, para colmo, en el último recodo, el resto de socios amenaza con expulsar al partido de Urizar, Garaikoetxea, Ramírez y Amezketa si no renuncian explícitamente a todo acuerdo político con la izquierda abertzale que afecte a Nafarroa en su definición o ámbito de desarrollo. Digno de Sanz o Del Burgo.
La Asamblea Nacional de EA ha reaccionado con grandes dosis de dignidad y responsabilidad política. Sea cual sea la reacción pública de las fuerzas que le emplazaron públicamente, el imaginario simbólico de Nabai y sus posibilidades de desbancar a la derecha navarra están desfondadas. La avaricia de un grupo de arribistas ha roto definitivamente el saco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario